Un poco de Historia
140 Años
MURAL DE JONIO MONTIEL
Jonio
Montiel (Adolfo Jonio Montiel Valentini) nace en la Comuna de
Catania, Sicilia, Italia, el 19 de Agosto de 1924.En 1929, se embarca
para Uruguay junto con su padre Don Adolfo Montiel Ballesteros, y su
madre Doña Ofelia Valentini Guerra. Regresan, tras haber cumplido su
padre, su misión de Cónsul General del Uruguay ante Italia.1930, ya
instalados en Las Piedras, Canelones, dónde su madre fue
co-fundadora de la Escuela Experimental de Las Piedras, sistema
enaltecido por Clemente Estable con un programa avanzadísimo de
enseñanza, inicia su educación formal.1934-36, aparecen sus
primeras obras escultóricas en la Revista Mundo Uruguayo.1938-40,
estudia pintura y escultura en el Taller Paúl Cezanne, con Germán
Cabrera y Carlos Prevosti.1940-1944, estudia escultura son el
escultor y maestro Alberto Savio, con el cuál sigue unido hasta su
fallecimiento. Gran amigo y precursor del joven Montiel.1944-1949,
fue discípulo dilecto del maestro Joaquín Torres García. Luego de
la muerte de Don Joaquín, Montiel comienza a distanciarse del Taller
homónimo del Maestro, por diferencias intelectuales, filosóficas y
de consciencia social en cuanto al arte. 1945-1946, Concursa, gana y
comienza su docencia en Secundaria, como sustento económico para
poderse dedicar al arte y la pintura.1948-50, gana diversos concursos
para murales en obras públicas y privadas. Unos serán realizados
antes de su partida a Europa y otros posteriormente.
PASTEUR
Louis
Pasteur
(Dole,
Francia, 1822 - Marnes-la-Coquette, id., 1895) Químico y
bacteriólogo francés, fundador de la microbiología y pionero de la
medicina moderna. Desde los tiempos de Hipócrates (siglo
V a.C.) se habían atribuido las enfermedades a abstractos
desequilibrios de los humores internos del cuerpo humano. Hubo que
esperar al siglo XIX para que, de la mano de geniales investigadores
como Louis Pasteur y Robert
Koch,
quedase firmemente establecida la teoría del origen microbiano de
las enfermedades infecciosas, según la cual éstas son provocadas
por gérmenes patógenos ambientales que penetran en el organismo
sano; la determinación de las causas concretas y seguras de una
amplia gama de afecciones supuso el inicio de la actual medicina
científica. Pasteur dio asimismo un impulso decisivo al desarrollo
de las vacunas, siendo especialmente recordado por el éxito de su
vacuna contra la rabia (1885).
Louis Pasteur
Su
padre, que dirigía una pequeña tenería, se había trasladado a
Arbois durante la infancia del pequeño Louis, que realizó sus
primeros estudios demostrando más vocación por la pintura que por
los libros. A pesar de ello, su padre lo obligó a cursar estudios
secundarios en el Liceo de Besançon, donde consiguió el título de
bachiller en letras en 1840 y en ciencias en 1842. Ese mismo año fue
admitido en la Escuela Normal Superior de París, pero con una baja
puntuación, que al año siguiente mejoró. Estudió química bajo la
dirección de Dumas y Balard, y en 1847 se doctoró en física y
química.
Al
año siguiente, sus investigaciones sobre el ácido racémico, y a
continuación sobre el paratartárico, le llevaron a formular una
teoría sobre la disimetría molecular; creía haber descubierto una
línea de demarcación entre las sustancias orgánicas elaboradas por
seres vivos (con estructura molecular disimétrica) y las preparadas
en los laboratorios (con estructura simétrica). Tales estudios han
valido a Pasteur la consideración de fundador de la estereoquímica,
rama de la química que describe la estructura tridimensional de las
moléculas. Hoy sabemos que su concepción era errónea, pero
igualmente constituiría el punto de partida para investigaciones de
gran trascendencia.
De
la fermentación a la generación espontánea
En
1848 fue nombrado profesor de física y química en el Liceo de
Dijon, y tres meses después suplente en la cátedra de química de
la Universidad de Estrasburgo, cátedra de la que sería titular en
1852, para pasar después (1854-1857) a la Universidad de Lille como
profesor de química y decano de la Facultad de Ciencias. Con una
orientación principalmente práctica, encaminada a resolver algunas
dificultades con que topaban las industrias vinícolas y cerveceras
de la región, Louis Pasteur emprendió en Lille sus conocidos
estudios sobre la fermentación.
Sus
investigaciones le llevaron a corroborar, por un lado, la idea de que
las levaduras eran las responsables de la producción de alcohol en
la fermentación, y por otro, a descubrir que la producción en el
proceso de fermentación de ciertos ácidos y sustancias indeseables
(que agriaban el vino o la cerveza) era debida a la acción de
microorganismos como las bacterias. Pasteur resolvió el problema con
el simple método de someter a altas temperaturas las soluciones
azucaradas iniciales; se eliminaba con ello las bacterias, evitando
así la acidificación del producto final.
Louis Pasteur (óleo de Albert Edelfelt, 1885)
El
ilustre científico francés aplicaría este mismo sistema al ámbito
de la conservación de los alimentos: calentando la leche a alta
temperatura antes de embotellarla, se destruyen las bacterias
patógenas que pueda contener y se impide su fermentación sin
alterar su estructura ni sus componentes. Este prodecimiento, que hoy
llamamos pasteurización,
complementó las aportaciones anteriores deNicolas
Appert y
favoreció el crecimiento de la industria agroalimentaria.
Mientras
tanto, Louis Pasteur había pasado a París como director del
departamento de ciencias de la École Normale (1857-1867), y a
continuación como titular de la cátedra de química de la Facultad
de Ciencias de la Universidad (1867-1875). Allí, en áspera lucha
con el biólogo francés Félix Pouchet y los fisiólogos
teologizantes, desarrolló su gran batalla contra la generación
espontánea. La antigua idea de que algunos seres vivos no derivan de
la reproducción de otros, sino que se forman espontáneamente, se
basaba en una observación empírica inexacta (de la carne en
putrefacción, por ejemplo, surgen larvas de dípteros) y había
mantenido su vigencia durante siglos, al ser sostenida por
autoridades como Aristóteles.
Aunque los experimentos de Francesco
Redi (1626-1698)
confutaron ese ejemplo en concreto, el posterior descubrimiento de
los microorganismos resucitó la polémica.
Las
investigaciones sobre la fermentación habían llevado a Pasteur a
preguntarse si aquellos microorganismos que intervenían en la misma
se formaban de manera espontánea o procedían del entorno. Para
resolver la cuestión, ideó un experimento consistente en introducir
material nutritivo esterilizado mediante calor en diversos
recipientes; todos ellos fueron sellados para impedir la
contaminación por el aire local.
Los
resultados fueron inequívocos: en los recipientes en los que se
introducía aire húmedo se producía una rápida putrefacción de la
materia orgánica; en cambio, en los recipientes donde el aire
introducido contenía poca humedad, prácticamente no había
alteración de la materia original. Pasteur dedujo que el aire está
cargado de gérmenes de microorganismos que se desarrollan en
contacto con la materia orgánica en las condiciones ambientales
adecuadas. La publicación de las conclusiones en 1860 supuso la
definitiva liquidación de la teoría de la generación espontánea;
en la memoria final de 1861, por otra parte, Pasteur intuyó que los
estudios realizados podían "preparar el camino a una seria
investigación sobre el origen de las enfermedades".
Paul Muni encarnó al científico francés en La historia de Louis Pasteur (1936)
Mayor
gloria habían de darle todavía a Pasteur los trabajos que comenzó
en 1865, año en que, habiéndose difundido en los alrededores de
Alais una grave enfermedad que destruía los gusanos de seda, fue
comisionado por el gobierno para que estudiara la epidemia y buscara
sus posibles remedios. Tal enfermedad, llamada pebrina, estaba
alcanzando proporciones inusitadas y amenazaba con hundir la rica
industria de la seda del sur de Francia.
Pasteur
analizó en profundidad el problema y logró determinar que la
afección era causada por unos corpúsculos microscópicos (descritos
ya por el italiano Cornaglia) que aparecían en la puesta efectuada
por las hembras enfermas; seleccionando y criando huevos libres de la
plaga, las explotaciones lograron salvarse del desastre. De este modo
fue corroborando su intuición de que muchas enfermedades eran
debidas a infecciones de microorganismos patógenos, y se encontraba
ya en situación de enunciar los principios de la patología
microbiana.
La
teoría microbiana y las vacunas
Los
estudios anteriores, en efecto, sugirieron a Pasteur una analogía
entre la enfermedad y la fermentación: del mismo modo que la acción
de microorganismos exteriores es la causa, por ejemplo, del deterioro
de la leche, esos mismos microorganismos podían invadir un cuerpo
sano y causar las afecciones. Llegó así a establecer, como
consecuencia de sus trabajos, la llamada teoría microbiana o
germinal de las enfermedades, según la cual muchas de éstas se
deben a la penetración en un cuerpo sano de microorganismos
patógenos. Pese a la incomprensión que suscitó (derivada en cierto
modo del sentido común, para el que resulta sorprendente que seres
microscópicos puedan matar a otros infinitamente más grandes), los
resultados de sus ulteriores investigaciones acabarían avalando su
hipótesis.
Entretanto,
la guerra civil que se ensañaba en París en 1871 obligó a Pasteur
a abandonar la ciudad, pero no detuvo sus estudios. En
Clermont-Ferrand, donde se refugió, los cerveceros del lugar le
invitaron a proseguir y completar las pesquisas sobre la cerveza.
Pacificada la ciudad, regresó a París, donde fue elegido socio de
la Academia de Medicina (1873) y se le otorgó una pensión vitalicia
(1874, aumentada en 1883); recibió luego la Legión de Honor e
ingresó en la Academia Francesa (1881).
Louis Pasteur
Por
esos años y ya hasta su fallecimiento, Louis Pasteur orientó su
actividad hacia el estudio de las enfermedades contagiosas (partiendo
del supuesto de que eran debidas a gérmenes que pasaban de un
organismo a otro), logrando no sólo confirmar su teoría, sino
también desarrollar la vacunación como método preventivo. Conocida
desde antiguo, el mecanismo de la vacunación es simple: estimular el
sistema inmunitario exponiéndolo al microorganismo responsable de
una determinada enfermedad, a fin de que en el futuro pueda responder
de inmediato ante una eventual infección.
Sin
embargo, su aplicación práctica hubo de enfrentarse a obstáculos
insalvables; al no haber un modo seguro de regular la fuerza
infecciosa de los extractos, a menudo se causaba la enfermedad que se
pretendía prevenir. Sólo un médico rural inglés,Edward
Jenner,
había logrado en 1796 una prevención eficaz contra la viruela
humana, que consistía en infectar a un individuo sano con la viruela
de las vacas. La infección estimulaba las defensas del individuo
hasta el punto de inmunizarlo contra la viruela humana; al ser la
viruela de las vacas inofensiva en el ser humano, el método no
comportaba ningún riesgo.
En
1879, mientras realizaba experimentos con pollos afectados por el
cólera de las gallinas, Pasteur advirtió que unos animales
infectados con un cultivo conservado en malas condiciones, y por
tanto deteriorado, quedaban protegidos frente a la enfermedad; había
descubierto que, en determinadas condiciones, los gérmenes
resultaban menos patógenos, pero que al inocularlos en un individuo
sano daban igualmente lugar a una respuesta defensiva que protegía
contra los gérmenes virulentos.
En
1881 inició sus estudios acerca del carbunco, una enfermedad que
causaba estragos en el ganado lanar. Pasteur descubrió el bacilo
responsable de la enfermedad y llevó a la práctica la idea de
inducir una forma leve de la misma en los animales, inoculándoles
bacilos debilitados para inmunizarlos contra ataques de variedades
más agresivas. Preparó la vacuna y resultó un éxito: todas las
ovejas en las que se habían inoculado bacilos débiles resistieron
el contagio de los bacilos letales; y todas las no vacunadas
perecieron.
La
continuación de sus investigaciones le permitió desarrollar la
vacuna para prevenir la rabia, una enfermedad contagiosa también
llamada hidrofobia en el hombre y contra la que no existía paliativo
alguno, resultando casi siempre mortal. Después de largos estudios y
experimentos ensayados desde 1880, encontró un método seguro para
atenuar el virus: inocular la enfermedad en conejos y, tras su
muerte, someter a desecación las médulas de los conejos, de las que
podían obtenerse extractos cada vez menos virulentos a medida que
avanzaba el tiempo de desecación.
La
efectividad de esta vacuna, su última gran aportación en el campo
de la ciencia, se probó con éxito el 6 de julio de 1885 en un niño
alsaciano de nueve años, Joseph Meister, que había recibido catorce
mordeduras de un perro rabioso y que, gracias a un paciente
tratamiento de diez días, no llegó a desarrollar la enfermedad.
Este éxito espectacular tuvo una gran resonancia, así como
consecuencias de orden práctico para Pasteur, quien hasta entonces
había trabajado con medios más bien precarios.
El
apoyo popular hizo posible la construcción del Instituto Pasteur,
fundado en 1888, que gozaría a partir de entonces de un justificado
prestigio internacional. Con la salud muy debilitada (venía
padeciendo una hemiplejía desde 1868), en 1892 recibió en la
Sorbona un solemne homenaje con motivo de su septuagésimo
aniversario; tres años después, el insigne científico falleció en
Marnes-la-Coquette.
LA VEGETACIÓN DE LA ESCUELA
¿CUÁNTOS HAY? ¿DÓNDE ESTÁN?
EL CEDRO AZUL
Antes en la escuela Francia había un cedro azul, pero en el 23 de agosto del 2005 hubo un temporal que hizo que se cayera.
El temporal se formó en el Río de la Plata, hizo entrada en territorio uruguayoen la zona de Kiyú (departamento de San José) y se desplazó hacia Juanicó
(Canelones), donde se disipó.
Los vientos más fuertes alcanzaron una velocidad de 200 km/h; la destrucción
fue grave en muchas áreas.
EL TEMPORAL DEL 23 DE AGOSTO DE 2005
EL IBIRAPITÁ
Otro temporal
Jornada recreativa- Año 2012 |
EL TIMBÓ
En 2014 quedó este espacio vacío.
2015
EL CEIBO